La suerte en la palma de la mano


No preguntes por el futuro si no estás
dispuesto a cargarlo con anticipación.
San Benito de Murcia.


La mujer Armenia tenía las manos cruzadas sobre su regazo. Miraba ansiosa como su cliente empinaba la taza de café. Antes de apoyar el pocillo en la mesa ella levantó el plato y lo colocó encima como si fuese una tapa. Lo acomodó con una precisión inaudita. Tenemos que esperar, susurró, pero se lo dijo mirándolo a los ojos y a él le pareció no escucharlo sino más bien sentirlo.

La espera se hizo eterna y nadie en la mesa supo que hacer para alivianar el tiempo. Eran siete personas alrededor de una taza, en silencio, mirando ese objeto que recién ahora parecía único.

Ya está, volvió a murmurar y la levantó como si fuese un cáliz, un rito que ni ella terminaba de creer. Enseguida balanceó el pocillo y el fondo pardo se extendió a las paredes.

A ver qué dice la borra de tu destino, esto lo dijo en voz alta, bien claro, como el redoblante de un tambor antes de la prueba. Aproximó sus ojos a la taza, los achinó intentado ver más allá.

El café molido en ínfimos granos se asentaba en las paredes de loza. Trató de encontrar en vano algún indicio que le permitiera comenzar a ver algo que hablara de la vida de su cliente. El oficio le decía que siempre el inicio era lo más difícil. Si empezaba con las palabras exactas el resto de la mesa también querría ver su porvenir: así funcionaba el negocio.

Se olvidó del olor a café y por un momento una inmensa playa de arena marrón ennegrecida se le extendió en la mirada. Pudo ver cientos de huellas de hombres de todos los tamaños, en todas las direcciones. No había un camino, sino miles que se entrelazaban y que no conducían a ningún lado. Tu futuro será muy transitado, conocerás muchas gentes. Harás un viaje, al mar... seguramente a San Clemente. No toda las personas que se crucen en tu vida van a ser honestas, debes tener cuidado de esto, cuidado en quien crees, dijo, mientras se paraba lentamente. Apoyó enseguida la taza sobre la mesa y sin mirar a nadie salió del bar.